Tu amor no es infinito... Así como tampoco lo son tus ganas, ni tu tiempo, ni el tiempo que pueden llegar a durar tus ganas...

A decir verdad, yo no facilito las cosas, debe ser difícil entablar algo con una persona como yo. Difícil y frustrante, por sobre todas las cosas. Yo nunca dejo del todo mi coraza, dejo a penas que veas una parte de mi fragilidad y, ante la menor posiblidad de salir lastimada, me retraigo. Me retraigo otra vez y ahí es cuando hay que empezar todo el trabajo devuelta.

También enrutino la vida, enrutino el amor, enrutino todo. Me vuelvo predecible y poco pasional, termino siendo aburrida y me torno casi intolerable para la persona que está a mi lado.

(Ahora viene la parte en la que te digo que tengo una historia difícil, un pasado caótico y que me cuesta ser feliz).

Y quererte de verdad, me da miedo. Me aterra la idea de que sea completa mi entrega, me pone los pelos de punta pensar que puedo llegar a tener un equilibrio sentimental alguna vez en al vida. Necesito ser como un péndulo, ir y venir o irme del todo. O como un perrro, un perro de esos que jamás obedecen, que no entienden que "afuera", es afuera; que llegan a salir a penas, a pararse a penas en la puerta y ya dan vuelta el rabo para entrar otra vez. A decir verdad, sí, soy como uno de esos, creo que puedo entrar cuando se me antoja y, cuando se me anotja, también, prefiero quedarme afuera; aunque me lluevan llamados amorosos para que me eche a tu lado.

Y como bien me conocés, no hará falta que te explique que estoy divagando, a vos, que sé que podés leerme entre líneas y que, con todo esto, seguramente ya entendiste de antemano que estoy dejandote ir.

Porque tu amor no es infinito... Así como tampoco lo son tus ganas, ni tu tiempo, ni el tiempo que pueden llegar a durar tus ganas...

(Para M, el hombre que supo quererme con locura, aunque haya decidido ser una cobarde).